El yoga para descubrir conexiones entre los seres humanos

Algunas veces he sentido que no soy suficiente en mi práctica de yoga porque hay posturas que, a pesar de años de práctica, aún no logro realizar. Otras, menos afortunadas, me pregunto cuántas horas de meditación me faltan para encontrar el propósito de mi Ser Superior. 

Toda esta idea, este apEGO por lograr la perfección, no solo me roba mi paz, sino que también me desvía del verdadero sentido de esta filosofía: unión, conexión con la divinidad que hay en mí, en el otro, en la vida, con paciencia y con el fluir de mis capacidades.

Afortunadamente, hay seres que nos guían con su sabiduría y ejemplo de ser un verdadero yogi. “El camino del desarrollo espiritual se acaba en el último suspiro de vida”, dijo en uno de los Satsang uno de mis maestros, Swami Jyotirmayananda

Qué pensamiento tan liberador, no hay razón para desistir o desesperar, aún seguimos vivos para intentar, fallar, aprender, modificar, lograr…

Este 21 de junio que se celebra el día internacional del yoga dejaré que tres profesores les hablen de la importancia de practicar yoga, de cómo no discrimina a ningún grupo, es abierto para todo el que tenga interés de aprender y cómo los ha transformado.

Arpita Roy, india, profesora de yoga con discapacidad

Después de sufrir un grave accidente en motocicleta, por el que los médicos tuvieron que amputarles las piernas, Arpita se entregó a la práctica del yoga. 

Cortesía: Arpita Roy, instagram

“Empecé a hacer yoga para poder reducir el dolor en mi cuerpo. Tuve que aprender a caminar con prótesis, a recuperar el balance y la flexibilidad, el yoga ayuda mucho con eso.

Si tienes dolor físico, mentalmente no puedes estar bien. En cambio si tienes energía, te sientes feliz.

A los amputados, el yoga nos da energía, prana, si puedes respirar, entonces puedes hacer yoga. Cuando estamos molestos, si revisamos que nuestra respiración está agitada, entonces tomemos 5 minutos para inhalar profundo y exhalar despacio. Volveremos a la situación más concientes. 

Como profesora de yoga hay cosas que no puedo hacer, como los Saludos al Sol, pero puedo enseñarlo a otros. Hay algo que tu alma necesita aprender, puede que yo no haga alguna postura, pero puedo enseñarle a alguien cómo hacerlo. El yoga es para todos. Para mí es paz interior”.

Marcos Jassan, profesor de yoga mexicano

Profesor de yoga y creador de la escuela Marcos Jassan en la que forma a profesores de yoga que enseñan en comunidades clase media baja y baja en México. 

Cortesía: Marcos Jassan

“La verdad no caduca, es la misma en todos los idiomas, como el amor. La experiencia es la mejor prueba. 

Siempre tuve interés en Dios y eso se convirtió en una prioridad en mi vida. Llegué a ir a una clase de yoga y lo sentí como un obstáculo, eso no era más que mi ignorancia más profunda. 

Después de practicar de manera muy intensa Ashtanga, me lesioné varias veces, me juré que no iba a caer en ese patrón y empecé a tener más devoción, a reconocer cómo respirar y mover mi cuerpo. 

Me dediqué a estudiar filosofía y anatomía para entender los errores en mi práctica. Luego decidí compartir ese conocimiento, esos hallazgos, con los que estaban interesados en aprender.

El yoga es como un vaso de agua, cuando lo tomas te sientes tan feliz, tan pleno que quieres compartirla con otros. Les dices a otros que si tienen sed, tomen de esta agua que está buena para beber”.

Peter Calin, profesor de yoga en Miami, Estados Unidos

Profesor de yoga desde hace más de 10 años y practicante por más de 50 años. Empezó a practicar con un libro a hacer posturas para estirdarse y ayudarlo en su práctica como atleta en la adolescencia. 

Cortesía: Yogi Peterj

“Cuando uno practica yoga comienza a ver conexiones entre seres humanos. 

Es concienciarse y si uno quiere entender este camino, el yoga nos los va a mostrar. 

Esta filosofía es tan antigua, que no pertenece a un grupo particular y a partir de las conexiones que se despiertan vemos una sabiduría impresionante. Por ejemplo, uno de los mandamientos del catolicismo es ‘no matarás’ y en yoga es lo mismo que ahimsa (no dañar).

Con el yoga expandimos nuestra conciencia, a tener compasión, trato de no molestarme cuando me lastiman, pero tengo emociones y a veces las injusticias me molestan. Es ignorar la ignorancia.

Nos da fortaleza, serenidad, profundidad. Es el camino que puede ayudar a disminuir la discriminación, la percepción de diferencias, a reconocer que estamos afectados por nuestros traumas y miedos entre comunidades, razas y religiones”.