Tamera Anderson decidió retomar sus clases de yoga después de que dio a luz a su segundo hijo en 2004. Seis meses después se enteró de que padecía de cáncer de seno.

El diagnóstico le cayó como a cualquier mujer que le dan esta noticia: preocupante y desalentador. Tenia dos hijos y estaba comenzando su entrenamiento para enseñar clases de yoga.
Decidió hacer lo que algunos pensarían no era lo mejor. Volvió a practicar sobre su mat y dejó que el Yoga la ayudara a aceptar esta etapa de su vida y a enfocarse en su sanación.
Los ejercicios de respiración, estiramientos suaves y concentración mental son una herramienta más para las personas que están en tratamiento médico, como quimioterapia y radioterapia, para eliminar el cáncer.
“La practica de Yoga me ayudó primero a nivel mental, luego en el físico. Todo lo que podía hacer era aprender a respirar con conciencia y meditar, para ayudarme a sanar y eventualmente recuperar el movimiento. El Yoga me ayudó a soportar el dolor y luego tuve que aprender a cómo recuperar movilidad y flexibilidad”, dice Tamera.
Los tratamientos de quimioterapia y radioterapia, enfocados en destruir las células cancerígenas, suelen ser muy dolorosos y afectan la capacidad de respuesta de las personas. Por tanto, las posturas de Yoga dedicadas a estos pacientes tienen que ser modificadas de acuerdo con sus capacidades. No importa cuan suaves puedan ser, será beneficioso.
Según el doctor Ashwin Mehta, director de Medicina Integral y director de Bienestar Físico del Memorial Healthcare System, en Florida, entre los beneficios de la práctica de Yoga a los pacientes de cáncer están: la oxigenación de la sangre que fortalece el sistema inmune; la desintoxicación, y efectos desinflamatorios.
En el aspecto mental y emocional ayuda a trabajar los impedimentos cognitivos relacionados con el cáncer y a enfocarse en un estado más espiritual que promueva la resiliencia y la prevención de la depresión.
“El Yoga mejora la conexión mente-cuerpo y ayuda a liberar la ansiedad que es común en la etapa del diagnóstico. Durante el tratamiento y la sobrevivencia de la enfermedad, ayuda a la concentración, la memoria y a lograr una mejor calidad del sueño. Se piensa que esto ocurre con la mejora de la modulación de cortisol. Esto se demostró en el estudio YOCAS del Dr. K Mustin”, señala el doctor Mehta.
El especialista recomienda practicar 15 minutos diarios de asanas (posturas de Yoga), ejercicios de respiración (pranayama) y meditación.
Cambios visibles
Tamera superó la enfermedad y hoy está completamente curada. Ahora enseña clases de Yoga a mujeres que están en tratamiento contra el cáncer.
“Tengo dos estudiantes que han trabajado conmigo desde que las diagnosticaron con cáncer de seno hasta la reconstrucción. Ellas están bien y mejorando. Una vez le enseñé a una paciente de cáncer joven y a su madre, quien lloró de emoción al saber que podía aprender yoga con su hija para ayudarla en su sanación. Fue memorable”. señala Tamera.
Organizaciones como Yoga 4 Cáncer se dedican ayudar a personas que quieren encontrar un lugar donde sentirse entendidas, protegidas y puedan recuperarse a través de todo lo que tengan a su alcance, no sólo con el uso de la medicina tradicional, sino también con el complemento de esta filosofía de vida.
Maestras de Yoga mundialmente reconocidas han compartido sus experiencias con la enfermedad y como esta filosofía las han ayudado a mantenerse enfocadas en su tratamiento médico y con una mentalidad optimista y de fe. Como es el caso de la reconocida Shiva Rea, quien derrotó al cáncer de seno y a pesar de sus dolorosos tratamientos, seguía enseñando y practicando Yoga.
Hasta el momento no hay estudios que avalen que el Yoga previene ciertos tipos de cáncer, resalta el Dr. Mehta. Sin embargo la práctica constante y un estilo de vida saludable son complementos ideales para mantenerse sano.