Reírnos para entendernos

LotusCuando no hablamos el mismo idioma de otra persona siempre hay una limitación cognitiva. Es difícil explicar lo que queremos decir y se nos dificulta entender al otro.

Afortunadamente, hay experiencias que nos hacen ver que a veces el lenguaje hablado no lo es todo para comunicarnos.

Hace unos días llegó al estudio donde enseño (Lightrail Yoga) una mujer, color miel, baja de estatura, cabello rizado, unas pocas canas y una barriguita saliente, tiene 74 años de edad, pero puede pasar perfectamente por tener 15 años menos.

En mitad de la clase que estaba tomando mi profesor me dijo que lo ayudara y la atendiera al terminar mi práctica. Acepté enseguida.

Al verla me sonrió y empezó a hablarme rápido en portugués, no entendí casi nada. Afortunadamente, el español y el portugués comparten similitudes y esa cadencia rítmica entre ambos permitieron que una venezolana y una brasileña se hablaran.

Ella se reía a carcajadas sobre el mat y me decía que quería estirarse, “elongarse”. Yo me reía con ella.

Ninguna de las dos desistió. Ella hacía las poses, me seguía, se reía fuerte y me decía que estaba cansada. Jamás se intimidó por el lenguaje, no se sintió acomplejada o envejecida. Su cara era de alegría, de esfuerzo, de ilusión por ver que podía hacer las poses.

Yo dejé de hablar en oraciones largas para decir palabras, sustantivos y verbos sueltos. Mano aquí. Pon atrás, pierna. Así. Sube, barriga adentro. Y otra vez a reír las dos.

En un momento en donde las diferencias de nacionalidades, de idiomas y de tantas otras cosas nos están haciendo discriminar, quizás sea bueno cerrar los labios por unos segundos, sonreír y tratar de ver como le explico al que tengo enfrente qué quiero decir y dejo que el o ella haga lo mismo.

Decirlo es fácil, pero hacerlo lleva esfuerzo y compromiso interno porque a veces es hasta difícil entendernos cuando hablamos el mismo idioma, somos de la misma ciudad y de la misma generación.

Al menos ese día pude aprender, con la risa de mi estudiante y su abrazo de abuela, que se puede intentar.