Cómo empezar a hacer posturas de yoga invertidas

¿Qué es lo primero que piensas cuando te digo que vamos a hacer una inversión en clase de yoga? No, no vamos a meter dinero en la bolsa de Wall Street si esa fue tu respuesta inicial, pero si pensaste que era pararte de cabeza, estás en lo cierto, en parte. 

Sí, pararse de cabeza es una de las posturas de inversión en el Hatha yoga más fácil de identificar. Pero hay otras que a simple vista no son tan retadoras y que las pueden hacer la mayoría de las personas al adaptarlas a sus posibilidades.

En una explicación simple toda postura invertida en yoga significa  que las piernas y el centro del pecho (el corazón) están por encima de la cabeza. Por eso invertimos la postura regular del cuerpo.

En las inversiones estamos trabajando además el cambio de la percepción, desarrollar otro punto de vista en la vida, ya que la cabeza (piensa, juzga, mide, compara) está por debajo del corazón. 

La Postura de la Vela o Sarvangasana es una postura invertida en la que nos sostenemos con los antebrazos y el torso para levantar las piernas. La madre de las poses, así la definía el maestro de yoga Iyengar.

Los principiantes en Sarvangasana

A veces la fuerza de gravedad empuja las nalgas de algunas personas para el piso, si te pasa esto, no te desanimes, trata de presionar más el piso con los antebrazos y concentrar la fuerza en el abdomen.

Cuando subo un poco de peso siento que la barriga me ahoga un poco, es normal que la gravedad la suba en esa posición invertida. 

¿Qué hago?, empujo más el abdomen hacia adentro y hago las inhalaciones más profundas, trato de mantener la atención en la respiración y en el entrecejo.

Cada persona puede experimentar una pose de diferentes maneras, todos tenemos una constitución física diferente, una experiencia de vida única y todo lo que nos compone es parte de nuestra historia.

Por tanto nuestra manera de experimentar las poses varía, especialmente lo que tiene que ver con lo que pasa por la mente de cada uno.

Recuerdo que cuando empecé a hacer Sarvangasana, me gustaba, pero me daba un poco de temor lastimarme el cuello, o que me diera torticolis (todo eso pasaba por escasos segundos en mi cabeza). Me costaba mantener el balance en los antebrazos para mantener las piernas elevadas.

Cuando creía que las piernas estaban estiradas verticales apuntando al techo, en realidad estaban inclinadas como dibujando una V. No quiere decir que estaba mal, sino que mi mente y mi cuerpo aún estaban trabajando en la postura, haciendo lo mejor que podían.

Algunos practicantes (entre ellos profesores) de yoga cuentan que cuando comenzaban a hacer Sarvangansana les costaba despegar los glúteos del piso, elevar las caderas, tratar de mantener las piernas derechas y mantener el equilibrio. Además apoyar las manos en la espalda mientras subían las piernas era todo un reto.

En el plano más emocional algunos sentían que se asfixiaban, que sentían la presión muy fuerte en su cuello, justo en el área del quinto chakra que se asocia con la comunicación y la confianza para verbalizar opiniones y emociones. A medida que practicaban con constancia la postura, estos temores se fueron disipando.

Sarvangasana o Postura de la Vela (Foto: Rafael Montesinos)

Es justo en esta postura, que en principio puede parecer incómoda para nuestra garganta, se puede trabajar la energía de expresar con libertad nuestros pensamientos. 

Sarvangasana es recomendada para estimular y regular la tiroides, la garganta, el habla, además de trabajar otras áreas del cuerpo como el aparato digestivo, oxigenar y revertir el flujo sanguíneo, aliviar las varices, calmar los nervios, son algunos de los beneficios.

Qué hacer si no puedes levantar las piernas

Si no puedes aún elevar las piernas ni despegar los glúteos del piso puedes usar debajo del sacro un bloque, un cojín o una manta que te ayuden a levantar las piernas, mientras tu espalda descansa en el piso.

Apoya los antebrazos y empújalos contra el piso para que vayas creando confianza y resistencia.

También puedes apoyarte de una pared al subir las piernas y al mismo tiempo poner un cojín o manta debajo de tus glúteos.

Esta postura puede ser muy intensa para personas con alguna condición o dolencia en la cervical, por tanto es necesario preguntar a un médico si puede ser contraproducente hacerla.

Para las personas que tienen alguna condición en la cervical una alternativa es colocar una manta doblada en la parte superior de la espalda, justo a la altura donde comienzan los hombros y apoyar la cabeza. 

Esto ofrece un respaldo acolchado que libera de presión al área del cuello que está tan sensible.

La otra opción es hacer la postura Viparita Karani, que sirve como preparatoria de Sarvangasana. Nos acostamos y levantamos las piernas extendidas hacia arriba. 

También es una inversión, pero menos intensa y la pueden hacer personas con movilidad reducida.