Encontrar un espacio en donde refugiarnos y recargar energía es una manera de hacernos responsables de nuestro bienestar.
Para algunos son esos escasos pies en un rincón del hogar en donde nos sentamos en silencio, a ir hacia adentro o en donde nos conectamos con esa actividad, que en realidad se ha vuelto pasión, para darnos un respiro, amarnos y levantarnos el ánimo.
En mi casa, tengo una esquina acogedora, con un pequeño altar, un par de plantas y mi mat de yoga.






Desde ese rincón puedo practicar con reverencia, amor, constancia y entrega, hasta quedarme tendida por varios minutos en Savasana.
Es mi lugar sagrado para practicar yoga y autodescubrirme con cada secuencia y en el silencio de la concentración mental o la repetición de mantras.
Con la pandemia fue inevitable que para millones de personas el hogar se transformara en oficina, escuela, restaurant, sala de recreación, gimnasio y todas las posibilidades para suplir la necesidad del encierro.
En medio del encierro se hizo una prioridad encontrar esos lugares para darnos tranquilidad, por lo menos unos minutos del día. Para algunos no es tan fácil por la reducción del espacio donde viven, la cantidad de personas que conviven juntas o incluso el tiempo para aprovechar de esa esquina celestial.
Algunos amigos quisieron compartir con Yoga with Marian sus espacios de tranquilidad, de refugio en medio de esta cuarentena agotadora y darse el amor de la manera más genuina y simple, cuidándose a sí mismos.
Aquí se los dejo, y para quienes aún no lo tienen, pueden tomar ideas de cómo lograrlo.