Típico, llegan las navidades y todos queremos comer hasta ponernos barrigones. Aunque estas fiestas serán muy diferentes para muchos de nosotros (especialmente los que decidimos no juntarnos en familia por el coronavirus), es inevitable que comamos de más y alimentos que no son habituales en nuestra dieta diaria.
Muchos nos podemos sentir pesados, inflamados, con gases y experimentar cambios en la evacuación. Algunas posturas de yoga, como las torsiones de la columna o el tronco pueden aliviar estas dolencias, es como si masajeáramos a los intestinos para ayudarlos a reducir la inflamación por el exceso de alimentos.
Así mismo, la ciencia ha probado que el estrés, la ansiedad y las preocupaciones afectan de manera directa el sistema digestivo, el impacto de estos detonantes pueden desencadenar desde dolor hasta enfermedades crónicas como síndrome de colon irritable.
Según un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de US con la práctica del yoga “se enfatiza el estiramiento y torsión del abdomen con conciencia que ofrece un profundo descanso local a las vísceras abdominales; esto ayudaría a aliviar la distensión y el dolor en el abdomen”.
Intenta hacer unas torsiones muy simples de la columna, eso sí, espera un par de horas después de comer, observa si después de unas respiraciones en estas posturas de torsion te sientes mas aliviado.
Por ejemplo, acuéstate y lleva las rodillas al pecho, inhala profundo y al exhalar lleva las rodillas hacia la derecha y gira con cuidado la cabeza hacia la izquierda, esto puede ser opcional si no tienes ninguna tensión o lesión en el cuello. Aguanta unas respiraciones profundas y luego haz lo mismo del otro lado.
En la medicina ayurvedica la constitución de los cuerpos o doshas tienen características que los hacen padecer de ciertos imbalances. En mi caso, (Vata dosha) soy más sensible a malestares estomacales, gases e inflamación.
Al hacer, con cuidado, estas torsiones puedo observar y sentir la diferencia, incluso los expulso por la boca jejejej, si te pasa eso, ríete porque no hay nada de que avergonzarse.
