
Ese rostro de gozo, de dulzura y de paz, que se refleja en la carita de la ardilla al sostener una flor, dio la vuelta por las redes desde Austria y a mi se me quedó.
Cuando la vi pensé de inmediato en Santosha, uno de los principios de los yoga sutras de Patanjali. Contentment o contentamiento.
“Santosha (contentamiento) significa ser como somos sin buscar la felicidad en cosas externas. Si algo llega, dejémoslo que llegue. Si no, no importa. Contentamiento significa que no existe agrado o desagrado por algo. Por Santosha, se obtiene la alegría suprema”. (Sri Swami Satchidananda).
Esa carita me hizo pensar en cómo se siente vivir en ese estado de manifestación de alegría, de gratitud. ¿Cuántas veces al día valoramos haber dormido y descansado? O, ¿comer cualquier comida que nos nutra y calme el hambre? O, ¿bañarnos con agua que corre por la regadera, fría o caliente? Puedes empezar a poner los ejemplos que sea.
Si pudiéramos mirar y apreciar lo que tenemos, no sólo lo material o externo, sino nuestras cualidades, seguramente reflejaríamos la calidez del rostro de la ardilla oliendo la margarita.
La reconocida maestra de yoga Kino MacGregor dijo en una charla sobre cómo entender y vivir los principios del Yoga que Santosha es tener aceptación total. “Tener satisfacción total con todo lo que es y hay. Sin agendas porque al desear algo adicional te vas del centro. Es tener una percepción inocente, estar presente en el día, ver todo con ojos de amor”, dijo en su estudio Miami Life Center.
No se trata de vivir en negación y de engañarse a sí mismo o a otros cuando en el fondo existe la amargura por vivir una situación desagradable o retadora. Hay situaciones que de por sí nos prueban, una enfermedad grave, una separación, la muerte de alguien que amamos, de seguro nos van a hacer pensar que ese concepto es una fantasía.
Decir que todo esta bien cuando en el silencio de nosotros sabemos que no es así, es nocivo. Es más bien aceptar que lo que ocurre afuera tiene un poder inimaginable si lo dejamos.
Es tratar de aceptar lo que sucede y encararlo sin reproches o quejidos de por que a mi. ¿Es fácil?, no, pero siempre se puede intentar, un día tras otro.
Para mi es difícil mantener esta buena postura mental cuando mi vecina tira la puerta de su ventanal y hace un ruido estruendoso, o su perro y los de al lado ladran por más de 4 horas seguidas. Para mi eso es un problema, pero estoy tratando de mantener la calma porque está dentro de mi y no en los tacones de esa mujer que vive arriba.
Quizás tener de referencia que si una ardilla puede reflejar desde su interior tal sentimiento de gratitud, de alegría, de delicadeza, nos da una manito (chiquita como la de ella) para volver a ese principio de Yoga.