Cuando comenzó la cuarentena no me hice expectativas de cuánto podría durar el encierro, a principios de marzo aún la ciencia parecía estar lejos de tener todas las respuestas a lo que ocurría. Además si algo he aprendido desde que vivo en Miami es que en temporada de huracanes nunca se sabe qué va a pasar, sólo prepárate, compra comida, agua, baterías para la linterna, enciérrate en casa y espera por si acaso pasa el huracán.
Me sentía un paso más adelante con las enseñanzas del yoga, las sabias palabras de mis maestros y sus meditaciones. Hasta que llegaba la hora de irme a dormir.
Desde marzo a abril no pude dormir bien con regularidad, tenía pesadillas constantes por el coronavirus, no porque tuviera miedo al contagio, sino por estar expuesta al menos 13 horas de mi día a leer y transmitir noticias sobre la pandemia por mi trabajo.
Una mañana fue reveladora cuando la primera palabra que vino a mi mente al despertar fue coronavirus. Allí supe que no era nada normal lo que me ocurría y decidí meditar varias veces al día y tratar de apaciguar mi mente agitada que, llevaba bien la cuarentena de día, pero que por la noche se desquitaba sin querer.
Este trastorno para conciliar el sueño le ha pasado a muchas personas en el mundo. El virus nos ha trastocado en varias maneras, desde las más evidentes como la enfermedad misma y el colapso económico, hasta las más sutiles como el descanso.
La ansiedad por contraer o contagiar el virus, la sensación de aislamiento por la cuarentena y los cambios repentinos de las rutinas, son algunas de las causas que menciona la organización Sleep Foundation.
Además las personas pasan más tiempo conectadas a sus aparatos electrónicos, no sólo para trabajar, estudiar, buscar información, sino también para socializar debido al encierro.
“La luz azul de estas pantallas le dice al cerebro que pare de producir la hormona melanina que es la productora del sueño, lo cual dificulta el quedarse dormido”, menciona la doctora Lisa Medalie, especialista del sueño de la Universidad de Chicago en una entrevista.
Hay posturas de yoga ideales para ayudarnos a relajarnos antes de dormir, que las puedes hacer incluso en la cama.
- Postura del Niño. Ponte de rodillas y llevas las caderas hacia los talones. Apoya la frente del piso y relájate los más que puedas. Puedes aguantar la postura mínimo 5 respiraciones.
- Viparita Karani. Lleva las piernas sobre la pared o el espaldar de la cama. Estíralas y relaja la espalda en el piso o el colchón. La puedes sostener por 5 respiraciones.
- Torsión de la columna. Acuéstate, flexiona las piernas sobre tu pecho y abre los brazos hacia los lados. Al exhalar gira las piernas hacia un lado y luego la cabeza hacia el lado contrario. La idea es mantener las rodillas los más juntas posibles, puedes usar un almohadón entre las piernas si lo necesitas.