Renunciar a quien amamos por nuestra salud mental

Saber cuándo retirarse de alguien o de alguna situación para proteger nuestra salud mental y bienestar es una decisión que muestra valentía y que desde afuera muchos pueden juzgar como lo opuesto, debilidad o cobardía.

Aplaudo de pie la decision de Simone Biles de retirarse de las competencias de gimnasia all-around de Tokio porque si seguía adelante podía lastimarse física y emocionalmente, además de poner en riesgo a su equipo, dijo la atleta. No estaba en toda su capacidad y vaya que si hemos visto brillar a esta prodigio en cualquier competencia donde se presenta.

Nos hemos acostumbrados a vivir como robots por el deseo de llegar a una meta a costa de nuestra salud.

Renunciar a un trabajo, a una pareja, a un familiar o una situación que nos succiona la paz mental y por ende nos enferma el cuerpo, es tener la conciencia de que somos más que seres físicos que hacen o están destinados a hacer y cumplir listas de logros, a veces impuestas por alguien más.

Hace unos pocos meses renuncié a una relación en la que tenía expectativas de un futuro en pareja, después de años invertidos en su crecimiento. Sin embargo, era el momento de salir porque reconocí que si continuaba iba a hacerme daño en el futuro.

Está bien dejar a alguien que amas o ese trabajo que era la promesa del éxito si ya no eleva tu espíritu como antes, si te roba la tranquilidad y sabes, porque tu intuición (no tu miedo) te dice que ya no hay posibilidad de entendimiento o de crecimiento.

El yoga me ha enseñado a escuchar lo que resuena conmigo y no con lo que puede ser aceptado por otros. Soltar el apego a complacer a otros a expensas de mi tranquilidad. 

Puede parecer egoísta, pero es todo lo contrario, hacer lo correcto, evita caer en el círculo de mentir por mantener las apariencias.

Cada vez estoy más convencida de que es necesario observar nuestra energía. Este ejercicio te puede ayudar a reconocerla. 

-Cierra los ojos

-Haz respiraciones profundas y calmadas

-Cuando sientas que tu mente está menos inquieta, pregúntate si te sientes cansado

-Qué necesita tu cuerpo en ese momento, cuál es la primera emoción que sientes. 

Muchas veces cuando siento que tengo la energía un poco apagada, trato de descifrar lo que es. A veces es algo tan simple como nutrirme con los alimentos adecuados, otras son más complejas, como permitirme llorar por algo que no quiero drenar o soltar.

Nadie va a venir a tu casa a decirte, “hola, ayer hicimos una inspección en las tuberías del edificio y hoy nos toca hacer una revision de su campo energético con este péndulo. No, ¿verdad?

Está bien si no quieres hablar con esa persona que sientes te va a consumir la poca energía que tienes. Está bien que necesites entrar en introspección y guardar silencio para estar mejor al día siguiente.

Está bien no ir a esa reunión que te invitaron o decirle a tu pareja, “sabes hoy prefiero quedarme en casa”. El planeta va a girar igual.

Obviamente hay que mantener la racionalidad, si hay una emergencia, por ejemplo a tu hijo le da un ataque de asma o a tu mamá se le disparó la presión arterial, no sería muy conveniente ignorar estas eventualidades. El amor y la voluntad serán más que suficientes para moverte.

Nuestra salud mental y nuestra energía es tan importante como la física. No hay que sentir vergüenza por hablar de ella y mucho menos ignorarla cuando sentimos que debemos atenderla.